España es uno de los países lideres europeos tanto en cobertura como en penetración de las conexiones de fibra FTTH. Sin embargo, detrás de este dato positivo también hay otro: actualmente hay casi dos millones de kilómetros de fibra apagada u oscura en territorio nacional.
De acuerdo con los datos de la Comisión Nacional de Mercados y Competencia, los dos millones de kilómetros de fibra sin luz que hay en el territorio nacional, Red Eléctrica tiene así la mitad, 938.000 kilómetros, repartidos entre el transporte eléctrico y la red ferroviaria. Le sigue el operador neutro Lyntia, que en 2019 se convirtió en el segundo actor del mercado tras adquirir los derechos de explotación de Iberdrola, y que posee 684.000 kilómetros.
Los siguientes players con mayores porciones de la tarta de fibra oscura son Xarxa Oberta con 147.000 kilómetros, Correos con 68.000, Interoute con 9.800 y Blalink con 8.900.
A esta fibra se le denomina fibra apagada u oscura. Es una fibra albergada en los tubos subterráneos que instalan los proveedores de servicios de redes y que tienen una capacidad superior a la demanda actual de comunicaciones.
Operadoras como Vodafone, Orange y MásMovil alquilan este tipo de tecnología para ofrecer a sus usuarios una mayor capacidad de conexión a Internet y máxima velocidad. Implementadas en los tramos de su red, donde no llega su despliegue de conexión. La fibra oscura también resulta especialmente practica para administradores y empresas, ya que pueden interconectar sus redes y equipos con una alta capacidad de transferencia y almacenamiento de datos.
La velocidad de los enlaces depende de los equipos activos que se instalen en los extremos. Si los equipos conectados utilizan 1 giga por segundo, 10 gigas por segundo o velocidades mayores, esta será la velocidad máxima que brindará el enlace de fibra oscura. Esta escalabilidad es uno de los mayores beneficios que aprovechan las empresas.
Esto además es una oportunidad de negocio para aquellas empresas que hayan tendido la fibra y que sean sus poseedoras. El alquiler o cesión de esta fibra se realiza en bruto, es decir, será el comprador el que decida el uso que le quiere dar y la tecnología de transmisión que quiere aplicar.
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